En el competitivo escenario laboral mexicano de 2024-2025, el “crecimiento laboral” se ha convertido en un pilar fundamental no solo para la satisfacción individual de los empleados, sino también para la supervivencia y el éxito de las organizaciones. Más allá de las cifras macroeconómicas y las tendencias del mercado, la capacidad de una empresa para ofrecer y facilitar el desarrollo profesional de su talento es un diferenciador clave y una estrategia de retención indispensable.

Crecimiento laboral: nuevas expectativas de los trabajadores

El actual contexto, marcado por una alta demanda de talento cualificado -acentuada por el nearshoring- y una mayor expectativa de los trabajadores por un balance vida-trabajo y un desarrollo continuo, obliga a las empresas a ser proactivas en la gestión del crecimiento de sus colaboradores. Ya no basta con ofrecer un puesto de trabajo; las organizaciones exitosas son aquellas que diseñan y ejecutan planes claros para que su personal pueda ascender, especializarse y adquirir nuevas habilidades relevantes.

La inversión estratégica en capacitación y desarrollo es, en este sentido, un motor directo del crecimiento laboral interno. Esto incluye no solo la formación técnica necesaria para roles específicos, sino, el fortalecimiento de las habilidades blandas. En un entorno donde la interacción humana, el liderazgo adaptativo y la capacidad de resolver problemas complejos son cada vez más valorados, dominar estas competencias abre puertas a mayores responsabilidades y oportunidades. Las empresas que miden el impacto de esta formación aseguran que la inversión se traduzca efectivamente en un mejor desempeño y progresión profesional.

Asimismo, la creación de planes de carrera transparentes es esencial. Los empleados necesitan visualizar su trayectoria potencial dentro de la organización y entender qué pasos -en términos de experiencia, habilidades y formación- son necesarios para alcanzar sus metas profesionales. Ofrecer posibilidades claras de ascenso y especialización no solo motiva, sino que también construye un camino tangible para el crecimiento laboral sin tener que buscar oportunidades externamente.

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La compensación, incluyendo incrementos salariales competitivos alineados con la inflación y el desempeño individual, es un reconocimiento fundamental del crecimiento y la contribución del empleado. Si bien el salario no es el único factor, una política de compensación justa y progresiva refuerza el valor que la empresa otorga al desarrollo de su personal.

Finalmente, elementos como la flexibilidad laboral (particularmente el modelo híbrido) y la integración de principios ESG en la cultura corporativa y la formación, también impactan el crecimiento laboral. La flexibilidad permite a los empleados gestionar mejor su tiempo, posibilitando la inversión en auto-desarrollo y formación externa. La formación en ESG, por su parte, no solo alinea a los empleados con valores corporativos y sociales importantes, sino que también puede abrir nuevas vías de especialización y roles relacionados con la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa.